La mayoría de las veces lo que nos impide seguir una dieta o incluso poder empezarla, no es la dieta como tal, sino el miedo a la ansiedad, el miedo al cambio. Las ganas de picar entre horas siempre están ahí ¿a quien no le han entrado ganas de un donut a media mañana o después de cenar, o a quien no le han entrado ganas de unas patatas fritas antes de comer? Esa tentación siempre está ahí y puede hacer que dejes la dieta antes incluso de empezarla. Pero tenemos una buena noticia, se puede combatir, sólo tendremos que localizar su origen:
- Ritmo de vida acelerado y estresante.
- No dormir lo suficiente.
- Utilizar la comida como refugio o medida anti-aburrimiento.
- Suprimir comidas.
- Dieta desequilibrada.
- Un ritmo de vida acelerado y estresante engordan
El trabajo y las actividades cotidianas, no nos dejan tiempo para una correcta alimentación por lo que al final comemos rápido y mal, abusando de precocinados y alimentos altamente calóricos. Picar algo dulce a media tarde, después de cenar… El triptófano es un nutriente que nos hace sentirnos bien porque ayuda en la fabricación de la serotonina. La serotonina es un neurotransmisor que genera felicidad, bienestar, relajación y actúa como analgésico natural. La falta de serotonina se relaciona con depresión, ansiedad, angustia, irritabilidad y tristeza. Para producirlo el cuerpo necesita triptófano ya que por si sólo no puede producirlo. Por lo tanto en nuestras dietas seleccionamos alimentos ricos en triptófano, como son:
- Frutas como :
- plátano: Rico en triptófano, vitaminas y minerales.
- Piña: Rica en vitaminas y minerales , contiene compuestos activos que estimulan la producción de serotonina.
- Las verduras.
- Quesos ( utilizar los bajos en grasa ).
- Cereales.
- Pescados.
- Carnes ( utilizar magras ).
- Legumbres.
- No dormir lo suficiente
Cuando no se duerme bien o no se duerme suficiente, por las mañanas el cansancio hace presencia. Además, muchas veces confundimos sueño con hambre y en lugar de obtener energía descansando, la buscamos en la comida. Nos podemos ayudar desayunando cereales integrales, frutas y lácteos para cubrir nuestras necesidades calóricas. También tomando un té verde o un café de tueste natural, conocidos estimulantes del sistema nervioso central que hacen que disminuye la sensación de fatiga y nos ayuda a tener menos apetito.
- Utilizar la comida como ansiolítico.
A veces descargamos en la comida nuestras desilusiones, miedos, etc. La comida nos da ese momento gratificante que necesitamos. Pero esos alimentos que escogemos son alimentos hipercalóricas como, bollería, aperitivos fritos… La falta de vitaminas, como por ejemplo La vitamina C o del grupo B, puede producir fatiga. (La podemos encontrar en fresas, kiwi, tomate, naranjas, cereales, …)
- Comer menos no adelgaza.
Muchas personas creen que comiendo menos perderán peso. Saltarse el desayuno o la merienda, o eliminar algunos alimentos de la dieta no ayudará a adelgazar. Saltarse las comidas solo hace que lleguemos con más hambre a la siguiente, y que nos peguemos atracones o bien caigamos en el picoteo fuera de hora. Es importante realizar 5 comidas al día y realizar ejercicio diario, puesto que aumentando el gasto energético mantendremos a raya nuestro peso.
- Dieta equilibrada
En resumen, en la alimentación como en la vida hay que tener una minima disciplina que nos haga “tirar” hacia adelante, haciendo cinco comidas diarias, escogiendo alimentos adecuados y variados y teniendo una rutina de ejercicios que nos hagan mantenernos en forma. De esta manera tendremos controlado nuestro peso en todo momento.