Existe la creencia de considerar algunos refrescos, normalmente  identificados con sabores amargos o con más pulpa, como más saludables, creyendo que bajo ese sabor o esa cantidad de elementos en suspensión, existe una menor concentración de azúcar.

Pues bien, siento deciros que no es así, que la proporción en cuanto a azúcar que tienen en su composición, es muy pareja a los más consumidos, por tanto, estos no serían una buena opción para consumirlos de manera habitual, ya que son alimentos que influyen de manera negativa en nuestra salud, pudiendo provocar trastornos cardiometabólicos, sobrepeso y/u obesidad, síndrome metabólico y disminuyendo la sensibilidad a la insulina, aumentando con ello  el riesgo de desarrollar diabetes tipo II.

Después de haber leído las frases anteriores, pensarás que bueno, existen aquellos que no tienen azúcar y que, esos sí que son los buenos, los que se pueden consumir sin ningún tipo de problema puesto que al no llevar azúcares, no engordan.

Pues , resulta que no es así, los refrescos zero o light, es decir aquellos a los que se les ha sustituido el azúcar por edulcorantes, no son más saludables. Y esto de que no son más saludables, no me lo saco de la manga o es debido a alguna animadversión que le tenga a estas bebidas, no de verdad, palabrita. Resulta que estos edulcorantes, afectan de manera negativa a nuestra flora intestinal, ¿de manera negativa cómo? ¿no les dejan jugar con ellos, le quitan los cromos…? No, lo que ocurre es que, estos edulcorantes,  provocan un cambio en la flora tanto a nivel de composición como de función, y con ello  aumentando la probabilidad de desarrollar alteraciones metabólicas.

Además aunque no lleven azúcar, provoca la liberación de insulina por el páncreas, aumentando el apetito debido a la bajada de glucosa post-liberación de insulina e incrementando la función del páncreas al tener que estar produciendo insulina de manera innecesaria.

Este  extra-funcionamiento hace que aquellas personas que consumen edulcorantes de manera habitual, tengan un perímetro de cintura mayor, capacidad regulatoria de glucosa menor y un peor funcionamiento hepático, además de poder desarrollar patologías intestinales como gases, disconfort abdominal, intolerancias…

Esto puede ocurrir en el caso de los polioles (lactitol, maltitol, sorbitol, xilitol…)

Puede llegar a ser paradójico que, personas que consuman refrescos edulcorados huyendo de los efectos negativos del exceso de azúcar en el organismo, acaben ganando peso y con los mismo problemas metabólicos, cardiovasculares… que los que consumen refrescos con azúcar.

Desde AZ Nutrición, aconsejamos  utilizar agua, agua con gas, agua infusionada o agua con alguna rodaja de fruta como refrescos habituales. También nos gustaría dejar claro que,  por tomar un refresco no te va a pasar nada pero ya no tendrás la excusa de no saber lo que sí te puede pasar.

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